Astrología Vivencial Liliana Slomka, el Sábado, 10 de abril de 2010
El hechizo que representa cierta identificación del Yo, como imagen o modelo idealizado al que la conciencia desea afirmar sostenido por nuestro modo de pensar, suele dejarnos atrapados en un acotado marco de moviendo respecto a la capacidad de decidir y elegir el rumbo vital de un modo creativo en conexión con lo que la realidad propone. En la lectura de una carta natal, los emplazamientos planetarios y sus configuraciones, suelen darnos una amplia información respecto a los núcleos energéticos, donde la persona se situará en su identificación a cerca de ´´ quién es en este mundo ´´. Los espacios no explorados por la conciencia, cual dioses del Olimpo con poderes sobrenaturales, suelen regir el escenario vital, más allá de cualquier pronóstico que pueda realizar la conciencia.
No podemos atribuirle a los planetas el poder de ser portadores de fuerzas tal como deidades que condicionan nuestra vida, sino, el carácter de ser parte de un sistema regido por una fuerza sideral infinitamente mayor que los traspasa, como cable que trasporta la electricidad, cuya fuerza proviene de una fuente que lo incluye y hace parte de sí. Así, cada elemento que forma parte del universo es receptáculo y emanador de cierta porción de la fuerza original.
En la medida en que la conciencia incluye características ligadas a la mente superior, las influencias que los planetas ejercen en la dinámica general, es absorbida por la conciencia e interpretada de un modo en el que la persona activa su voluntad por sobre los mecanismos reactivos ligados a los patrones arquetípicos.